Hola líder,
¿Has visto a un arquero obsesionándose con la diana mientras sujeta la flecha?
Se queda paralizado.
Apunta y reapunta.
Nunca dispara.
La ironía: mientras más mira la diana, peor apunta.
Marco Aurelio, que lideraba un imperio bajo presión constante, lo entendía:
"Haz lo que debes; el resultado no depende de ti."
La trampa mental que he visto destruir carreras:
Laura llevaba 3 meses sin dormir bien. Su agencia estaba negociando el contrato más grande de su historia.
Cada día checkeaba el email del cliente 47 veces.
Cada noche repasaba obsesivamente la propuesta."¿Y si no les gusta? ¿Y si escogen a la competencia? ¿Y si..."
Su equipo la veía nerviosa.
Sus decisiones se volvieron erráticas.
Ironía cruel: su ansiedad por conseguir el contrato casi la hace perderlo.
¿Te suena familiar esta película mental?
El problema no era su estrategia.
El problema era que había disparado su flecha (enviado la propuesta) pero seguía intentando controlar su vuelo.
Tu ejercicio de esta semana:
Identifica tu "flecha volando" actual:
- ¿Qué decisión importante ya tomaste?
- ¿Qué acción ya ejecutaste?
- ¿En qué resultado estás obsesionándote que ya no controlas?
Ahora haz esto:
Lista A: 3 cosas que SÍ puedes controlar HOY sobre esa situación Lista B: 3 resultados que ya no dependen de ti
El truco estoico: Cada vez que tu mente vague hacia la Lista B, redirige físicamente tu atención a una acción de la Lista A.
Tu aprendizaje:
Los líderes mediocres disparan y se obsesionan con la diana.
Los líderes excepcionales disparan, preparan la siguiente flecha y apuntan mejor.
Laura consiguió el contrato. ¿Sabes por qué?
Porque dejó de perseguir su flecha y se enfocó en preparar la presentación final con serenidad.
La ansiedad por el resultado había desaparecido.
Su confianza regresó.
Su equipo lo notó.
El cliente también.